Imagina que estás paseando por un parque temático temático de ciencia ficción, y te encuentras con un impresionante robot gigante que camina entre la multitud. Eso es publicidad, una exhibición visual que te deja boquiabierto y te hace querer saber más.
Ahora, observa cómo el robot se detiene y comienza a repartir cupones para descuentos en la tienda de souvenirs del parque. Eso es promoción, una estrategia directa que te invita a explorar más allá.
Entra en escena un popular creador de contenido en redes sociales que se acerca al robot y comparte un video interactivo donde los seguidores pueden decidir las acciones del robot. Eso es divulgación, la conexión instantánea con una audiencia a través de la participación activa.
Luego, te enteras de que parte de las ventas de los productos de la tienda de souvenirs se destinan a financiar programas educativos de ciencia para niños. Eso es relaciones públicas, una iniciativa que crea una conexión emocional más allá del entretenimiento.
Y finalmente, el creador de contenido te asegura que al visitar el parque temático, no solo disfrutarás de atracciones asombrosas, sino que también estarás apoyando la educación científica. Eso es ventas, la promesa de una experiencia que va más allá de la diversión.
En este escenario, el genio detrás de la estrategia es el arquitecto del marketing, fusionando la magia de la ciencia ficción con iniciativas que impactan positivamente en la comunidad.